Trastornos del neurodesarrollo en adolescentes y adultos.
Se trata de un grupo de alteraciones que tienen su origen durante el desarrollo cerebral temprano.
Se caracterizan por déficits que producen limitaciones en áreas específicas o limitaciones globales a nivel personal, social, académico o en el funcionamiento ocupacional.
Dentro de este grupo se encuentran: Trastornos del desarrollo intelectual, Trastornos por déficit de atención, Condición del espectro autista, Trastornos del aprendizaje, Trastornos de la comunicación, etc.
Trastornos del desarrollo intelectual.
Se inician durante el periodo de desarrollo e incluye limitaciones del funcionamiento intelectual y en el comportamiento adaptativo (comportamientos conceptual, social y práctico).
Las deficiencias de las funciones intelectuales incluyen el razonamiento, la resolución de problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia. La evaluación de las funciones intelectuales se realiza en base a la medición del coeficiente intelectual (CI), resultante de la aplicación de pruebas estandarizadas. Los valores obtenidos determinan si el nivel intelectual del individuo es normal o bien si se encuentra por encima o por debajo de lo esperable para su edad y género.
Las deficiencias del comportamiento adaptativo impactan directamente en la funcionalidad del individuo y por ende en su calidad de vida. La conducta adaptativa incluye habilidades conceptuales, sociales y prácticas que han sido aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria.
- Habilidades conceptuales: lenguaje, lectura, escritura y conceptos relativos al dinero, tiempo y los números.
- Habilidades sociales: habilidades interpersonales, responsabilidad social, autoestima, seguimiento de reglas y normas, resolución de problemas sociales.
- Habilidades prácticas: actividades vida diaria como cuidado personal, seguridad, cuidado de la salud, desplazamientos en la comunidad, uso de tecnología, manejo de dinero.
¿Cuál es su frecuencia?
En los países desarrollados la frecuencia global es de 1 cada 100 personas.
¿Cuál es la causa?
La discapacidad intelectual (DI) puede tener su origen en una amplia variedad de circunstancias médicas. El factor común es que “algo” afecta el crecimiento y el desarrollo del cerebro: puede ser genéticos, condiciones médicas (metabólicas, infecciosas, tóxicas) presentes al momento de la concepción, durante el embarazo o durante el parto. También pueden verificarse después del nacimiento, durante el período de desarrollo del niño (por ejemplo: traumatismo de cráneo, infecciones del SNC).
Clasificación según severidad.
Si bien conocer el CI es sumamente importante ya que nos permite ubicar las fortalezas y puntos débiles cognitivos de una persona, es fundamental tener en cuenta los atributos personales de cada uno y el impacto funcional real que sus dificultades cognitivas le traen en su vida cotidiana.
Por tanto el trastorno requiere una clasificación en función de la severidad, que se realiza en función del nivel adaptativo y no del CI, dado que es el nivel adaptativo el que determina el grado y tipo de apoyo que requiere el individuo.
Los apoyos son recursos y estrategias cuyo propósito es promover el desarrollo, la educación, los intereses y el bienestar personal, que mejoran el funcionamiento individual. Debe ser el mínimo necesario para evitar la sobreprotección y promocionar la autonomía; pueden ser intermitentes, limitados, extensos o generalizados en función de la severidad de la DI.
La discapacidad se clasifica en leve, moderada, severa y grave. La mayoría de las personas con DI son leves o moderadas.
DI leve: Presenta habilidades conceptuales menores a sus pares, dificultad para utilizar habilidades académicas, planificar. Pensamiento concreto. Inmadurez en relaciones sociales, dificultad para regular emociones y conductas. Cuidado personal normal, necesita apoyo para manejo del dinero, compras, cuidado de hijos.
DI moderada: Habilidades conceptuales marcadamente menores a sus padres, nivel primaria. Lenguaje concreto, capaz de relacionarse pero con dificultad. Necesita entrenamiento para cuidados personales básicos, apoyo y entrenamiento para labores del hogar, puede tener empleo pero sencillo y con apoyo constante.
Los pacientes con DI pueden tener dificultades en reconocer sus problemas físicos y de salud mental, para gestionar su atención en los servicios de salud, para comunicar sus síntomas y sentimientos y para ejecutar los planes de tratamiento y seguimiento.
Los adultos con DI tienen 3 veces más probabilidades de tener enfermedades cardíacas, ACV o cáncer que los adultos sin discapacidad. De igual forma tienen una probabilidad aumentada de presentar en algún momento de sus vidas alteraciones de la salud mental y/o del comportamiento. Las personas con DI que tienen además una enfermedad mental son una población especialmente vulnerable, cuya atención plantea una mayor complejidad ya que al problema de salud mental hay que añadir la dificultad de comunicación.
Abordaje de la discapacidad intelectual.
Una adecuada planificación centrada en la persona, en la que se identifiquen claramente las fortalezas y desafíos (cognitivas y adaptativas), así como los deseos, preferencias e intereses del individuo, tomando en cuenta además el contexto en el que está inmerso, permitirá identificar cuáles son los apoyos requeridos para esa persona. No debemos olvidar tomar en cuenta además su situación de salud física y mental.
El conocer todos estos aspectos nos permitirán diseñar todos en conjunto (persona con DI, familia y técnicos), objetivos a mediano y largo plazo.
La DI no es estática, dado que una persona con los apoyos adecuados mejorará en su funcionamiento y en su ajuste en el contexto social, físico y cultural en que vive.
El objetivo de la intervención es mejorar la calidad de vida de la persona y su familia, optimizando su autonomía.
Dado que el abordaje es multimodal, las disciplinas más frecuentemente involucradas en los apoyos son:
- Terapia cognitiva
- Abordaje sobre las funciones intelectuales. A partir de una adecuada evaluación y de la identificación de las fortalezas y debilidades, se procura mantener las habilidades cognitivas a partir de actividades de estimulación. La estrategia de trabajo debe ser ajustada a las necesidades de cada persona. El diseño y la implementación deben estar en constante revisión, apuntando al desarrollo individual de funciones cognitivas básicas (atención, memoria, lenguaje, etc.), de competencias sociales y habilidades cognitivas complejas.
- Terapia Ocupacional
- Una vez evaluado el desempeño de la persona en las áreas de autocuidado, productividad y tiempo libre y tomando en cuenta sus necesidades y preocupaciones, se trabajará sobre las habilidades adaptativas, utilizando estrategias y adaptaciones con el objetivo de lograr una participación adecuada a cada perfil.
- Evaluación psiquiátrica: dado la probabilidad aumentada de presentar alteraciones de la salud mental y/o del comportamiento asociadas, es fundamental su evaluación y diagnóstico por especialista, el diseño de planes de intervención y tratamiento adecuados, así como el seguimiento integral del individuo
Existen otras disciplinas como la musicoterapia o el arteterapia que son de mucha utilidad para promover la comunicación, la expresión, la creatividad, la organización, la planificación, el manejo de los tiempos y las relaciones interpersonales en las personas con discapacidad intelectual.